A lo largo de su desarrollo, cientos de padres han utilizado versiones anteriores de esta herramienta. Sus comentarios nos han permitido desarrollar nuestras ideas y métodos.
Descubra lo que tienen que decir…
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Lyn McKerr - Historia de una Madre
"Nuestra experiencia de usar ABA comenzó hace unos 15 años. Nuestro hijo más joven Cillian - entonces de 3 ½ años de edad- había sido diagnosticado con el Síndrome de Asperger y el TDAH. Estas condiciones eran casi desconocidas entonces, y el futuro parecía muy sombrío y aterrador. Cillian dormía muy poco, era muy activo y se ponía muy nervioso con los cambios de rutina.
Sus habilidades de comunicación eran muy pobres (tenía el nivel de lenguaje de un niño de 18 meses cuando se le evaluó para empezar la escuela, y no tenía contacto ocular) y no nos lo podíamos llevar de visita o de tiendas porque estaba constantemente tratando de huir. Vacaciones y salidas para comer fuera eran imposibles. No respondía a su nombre, no se sentaba quieto, no jugaba con los juguetes apropiadamente, no cantaba y ni siquiera veía la televisión excepto algunos anuncios breves o fragmentos de programas infantiles; también estaba en ese momento diagnosticado con dificultades de aprendizaje moderadas.
No obtuvimos ningún consejo constructivo por parte del psiquiatra, el pediatra o el psicólogo educativo implicado sobre el cómo hacer frente a sus conductas muy difíciles. Por buena suerte, a través de su amistad con nuestro médico de cabecera nos encontramos con el Dr. Mickey Keenan, y empezamos nuestra propia formación como "terapeutas para el autismo"; todas nuestras conductas objetivo iniciales - la comunicación, el contacto ocular y el tiempo en tareas de Cillian - mejoraron rápidamente. ABA cambió nuestras vidas por completo - en contra de la sugerencia inicial del psicólogo educativo, Cillian fue a la misma escuela primaria ordinaria que su hermano y hermanas.
Fue académicamente muy capaz (a pesar de la evaluación inicial de dificultades de aprendizaje) y se convirtió en un niño cada vez más expresivo. Para entonces se había formado PEAT, y el personal de su escuela (en particular, Maire, su ayudante en el aula), participaron mucho en el entrenamiento en ABA ofrecido. Este apoyo de PEAT ha continuado a través de la educación secundaria y ahora la universidad, donde ABA le está ayudando a hacer la transición hacia el aprendizaje independiente y el resto de la esfera social con la asistencia del servicio para estudiantes con discapacidad. No prevemos que esto vaya a ocurrir sin problemas, pero ABA te enseña a no tener miedo de los desafíos. No me puedo imaginar dónde estaría ahora Cillian si no hubiéramos conocido a Mickey y si no hubiéramos dado con su ayuda los primeros "Simple Steps"."
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Marie McCrory - Historia de una Madre
Los conocimientos sobre ABA me ha hecho capaz de ayudar a mi hijo a superar retos y adquirir nuevas habilidades. Nuestra relación es ahora fuerte y tenemos una calidad de vida que ha mejorado mucho desde que nos comunicamos bien y nos socializamos más.
Mi hijo está ahora en la escuela primaria y tiene amigos, algo que nunca imaginé que fuera posible. ¡ABA te permite tener esperanza!
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Karen Gallagher - Historia de un Padre
"Fue antes del segundo cumpleaños de Patrick que sospeché por primera vez que pudiera haber un problema. Mi niño estaba claramente teniendo dificultades con el habla y la comunicación general. Además, también parecía no jugar con otros niños.
Cuando fue a la guardería ordinaria nos dimos cuenta de que había problemas muy grandes. Cosas como tomar turnos con los otros niños podrían llevar a rabietas bastante grandes. En esta etapa, sospeché que Patrick, el segundo más joven de mis cinco hijos, tenía autismo, una idea que nos dejó devastados. El diagnóstico fue al final confirmado por especialistas en mayo de 2005. Para obtener más información sobre ABA, contacté con el Dr. Mickey Keenan de la Universidad de Ulster, alguien a quien había frecuentemente oído mencionar como un experto en autismo.
Dedicó mucho tiempo para hablar conmigo, recuerdo. Él me preguntó por lo que otros profesionales con los que había hablado me habían dicho, que fue básicamente que tendría que aceptarlo. Sin embargo, el Dr. Keenan era tan optimista y positivo.
Poco después, nos embarcamos en un programa intensivo en casa financiado por nosotros mismos, y con la ayuda de la fundación benéfica PEAT. Trabajamos con nuestro hijo entre 30 y 35 horas a la semana, enseñándole lo básico, como la manera de unir un par de palabras para formar una frase y el reconocer diferentes colores. Tan rápido fue el progreso en estas áreas que en tres o cuatro meses, Patrick había comenzado con materias más académicas como la aritmética y la escritura. Su coeficiente intelectual, anteriormente evaluado como 75, saltó al 99,5, un coeficiente promedio en tan sólo cinco meses.
Patrick está ahora en la escuela ordinaria y continúa progresando mucho en todos los aspectos de su vida. Está yendo bien en sus estudios y está haciendo amigos entre sus compañeros de clase".